martes, 31 de agosto de 2010

A la deriva


En mi trayecto iba conversando con una compañera, lo que hizo descuidarme del rumbo que esta haciendo, (lo mas probable si hubiese estado sola, habría ido pendiente de donde estaba para no perderme) así que me fije en la escasez de flores que habían en calles y jardines de los alrededores, que probablemente sea así en casi todos los lugares de santiago. Fui recogiendo hojas secas, flores de colores poco comunes, etc.

Se me ocurrió insertar un lugar de descanso o meditación (poco común en Santiago), en la universidad, justo en la esquina de la escalera donde hay un vidrio que servia de marco para la flor que borde, junto con un cojín para la comodidad del pensante.


Ademas el fondo ayuda a la integracion de esta flor artificial a la naturaleza.

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